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Enrique II de Castilla |
Con Enrique II se inaugura la
dinastía de los Trástamara, fecunda en el desarrollo civil y eclesiástico del Santuario de Guadalupe.
Cuarto hijo bastardo de Alfonso XI con Leonor de Guzmán.
Su reinado se caracterizó por sofocar
la pretensión de Fernando I de Portugal al trono de Castilla, en las llamadas
guerras fernandinas. Recompensó a sus aliados, al mismo tiempo que supo
defender los intereses del reino de Castilla y León frente al rey de Aragón.
Inició la reconstrucción del reino, trasformando la administración real e
incorporó al final de su reinado el Señorío de Vizcaya.
Al igual que su padre, sintió
una gran devoción por Santa María de Guadalupe, como así lo demuestran los 19
privilegios o cartas que firmó durante su reinado, alguna en Guadalupe (29 de
junio de 1368), por lo que documentalmente podemos demostrar su presencia o
visita, aunque seguramente no fue la única.
En este mismo año, incluso
antes de que diera muerte a su hermano Pedro I, el nuevo Prior secular, Diego
Fernández, le solicita la creación de una feria anual con motivo de las Fiestas
de Nuestra Señora y un mercado semanal, prerrogativa que le concede en torno al
8 de septiembre para que sea esta iglesia más ennoblecida y para que los
vecinos y moradores de su Puebla sean más ricos y de esta forma puedan servir
mejor a la dicha iglesia y a su prior.
Viendo don Diego Fernández la
buena disposición del nuevo monarca, este mismo año (5 de noviembre), le
solicita cumplimentar toda la jurisdicción e justicia, así criminal como civil
sobre la Puebla y su territorio con todo el mero y mixto imperio e
jurisdicción, lo que suponía la independencia de dicho señorío eclesiástico.
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Sepulcro de Enrique II |
También contribuyó Enrique II
con distintas cantidades anuales, como los dos mil maravedíes de las rentas de
las salinas de Talavera (Guadalupe, 1368) o los once mil maravedíes de las
rentas de la Aduana de Sevilla (Toro, 1369) para las obras del templo y
proveimiento de 12 capellanes clérigos que canten y sirvan a nuestra iglesia.
Donó también el palacete del puerto de Cereceda para albergue de los romeros.
Ordenó igualmente con varias
disposiciones se respetaran los privilegios y derechos concedidos al Santuario
para sus ganados, para sacar pan, vino y otras viandas, así como la exención de
impuestos para los vecinos de la Puebla, especialmente en los términos de
Trujillo, Talavera y Toledo.
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