Alfonso
XIII (1886-1941)
Hijo póstumo de Alfonso XII y
María Cristina de Habsburgo-Lorena, fue el primer Borbón que peregrinó a
Guadalupe, reanudando así la tradición que habían interrumpido sus antecesores
en el decurso de los tres últimos siglos. Tal vez por eso, su padre Alfonso XII
pronunció la siguiente frase: “¡Quién sabe si los males que nos agobian no son
un castigo por la ingratitud con que hemos pagado a la Virgen de Guadalupe su
protección también marcada!”.
Fue rey de España desde su
nacimiento hasta la proclamación de la II República (1931), aunque asumió el
poder a los dieciséis años (1902). Bajo su reinado España resurgió de nuevo
como nación industrializada, hubo un notable crecimiento demográfico, retornó
la cultura, tomó parte de nuevo en Europa y volvió su mirada hacia América,
después del desastre del 98, aunque los grandes problemas sociales,
especialmente las clases populares y la pésima situación de los campesinos, la
guerra con Marruecos, el nacionalismo catalán, la falta de apoyo por parte de
la clase política y su apego a la dictadura de Primo de Rivera dinamitaron la
monarquía liberal que intentaba implantar.
Ante esta situación Alfonso
XIII abandonó España tras las elecciones de 1931, que habían sido planteadas
como un verdadero plebiscito entre monarquía y república, con el fin de no
derramar sangre entre los españoles.
De su humanidad y justicia
hablan sus acciones personales que ejerció loablemente durante la I Guerra
Mundial, con la creación de la Oficina
pro-cautivos, quizás la primera gran acción de un gobierno en la historia.
Preocupado por la educación y la cultura, donó a la Universidad y al Estado
terrenos para construir la Ciudad Universitaria.
Guadalupe también comenzó a
resurgir de sus propias ruinas con el reinado de Alfonso XIII, su primer
impulso, aunque débil, le llegó con la declaración del Santuario como Monumento Nacional Histórico Artístico, con
la Real Orden de 1 de marzo de 1879, aunque no sería hasta el 20 de mayo de
1908 cuando otra Real Orden entregaba a los hijos de San Francisco “la
conservación, guarda y gobierno del Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe”,
con el fin de que dieran mayor esplendor posible a los cultos y devoción a la
Santísima Virgen, así como estar obligados a tener escuelas de Primera
Enseñanza gratuitas para contribuir a moralizar, educar e instruir a las clases
pobres de la comarca. A ello quiso S. M. también contribuir personalmente,
ordenando se recogiesen cuántos libros duplicados se hallasen en la Biblioteca
Real, enviando más de 300 volúmenes.
En su viaje a Extremadura, a
las entonces deprimidas Hurdes, quiso llegar hasta Guadalupe, el 11 de
diciembre de 1926, reanudando así la tradición de la Corona de España, cuyas
gestas más gloriosas compartió siempre con Guadalupe.
Dos años después, Alfonso XIII
alentó con su visita (11 de octubre), uno de los hechos más trascendentes de la
historia de este Santuario Nacional, la Coronación de Santa María de Guadalupe,
el día 12 de octubre de 1928, depositando sobre sus sienes la corona rica Hispaniarum Regina, regalo del pueblo
español. En acto seguido, hizo entrega a Nuestra Señora de su bastón de mando,
que desde entonces lleva colgado sobre su mano como un atributo más de su poder
y realeza.