El último Santo
que ha peregrinado a Guadalupe, reconocido por la
Iglesia:
Juan Pablo II (Wadowice, 1920
– Ciudad del Vaticano, 2005)
Karol Jósef Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en
Wadowice (Polonia), en el seno de una familia cristiana y de la que pronto
quedó huérfano de padres y hermanos.
Tras cursar los estudios de enseñanza media se
matriculó en la Universidad Jagellónica de
Cracovia y en
una escuela de teatro, aunque en 1939, con motivo de la ocupación nazi tuvo que
trabajar en una cantera y fábrica química para evitar ser deportado a Alemania.
Al poco tiempo, tras la muerte de su padre, sintió
la llama de Dios, ingresando en 1942 en el Seminario clandestino de Cracovia,
sin perder su pasión por las artes escénicas fundó el “Teatro Rapsódico”.
Después de la Segunda Guerra Mundial, consiguió ser ordenado sacerdote en 1946.
Enviado a Roma para proseguir sus estudios, se doctoró en 1948, con una tesis
sobre las obras de San Juan de la Cruz.
De regreso a su Polonia natal ejerció su ministerio
sacerdotal con total entrega, consiguiendo además, ser profesor de Teología y
Ética social en Cracovia, de la que llegó a ser Arzobispo en 1964. Tres años
más tardes, el propio Pablo VI, le favoreció con la dignidad del cardenalato.
Su contribución en la Asamblea de los Sínodos fue reconocida en el
conclave de 1978, donde fue elegido el 263 sucesor del Apóstol Pedro, con el
nombre de Juan Pablo II. Su ministerio petrino, uno de los más largos y
fructíferos de la Iglesia, le ejerció con verdadero espíritu misionero,
teniendo siempre a María como el verdadero modelo de Evangelización: “Totus Tuus, Hispaniarum Regina”.
Por este motivo quiso que su primer viaje en 1979,
fuera a México, para unirse con millones de cristianos ante la Madre de Dios,
venerada bajo el bendito nombre de Guadalupe, por la que él sentía una gran
devoción.
En su primer viaje a España, en 1982, igualmente
quiso también peregrinar hasta el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe,
donde nos dejó aquella maravillosa estela de santidad, en el día de su santo, 4
de noviembre: ¡Totus tuus Hispaniarum Regina! Y aquellas hermosas palabras
dirigidas a los hombres de esta tierra y a la Madre de la Evangelización: “Junto
con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra extremeña y de
España caminaba también María, la Madre de Cristo… De esta manera la promesa
mesiánica se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas… También yo he tenido la
dicha de ir como peregrino al Guadalupe mexicano… -Añadiendo que- antes de ir al Guadalupe de Méjico se
debería llegar aquí… ¡Bendita tú! Este saludo une a millones de corazones; de
estas tierras de España de otros continentes, acomunados entorno a María, a
Guadalupe, en tantas partes del mundo”.
Además, en su largo pontificado, despertó el amor
entre los jóvenes de todo el mundo, impulsó la atención a la familia, como
núcleo principal de la sociedad, promovió el diálogo entre las distintas
religiones, alentó la caída del muro de Berlín, lo que ha contribuido a que su
proceso de beatificación, por Benedicto XVI y canonización, por Francisco I,
haya sido uno de los más rápidos de la Iglesia, celebrando su festividad el día
22 de octubre.