miércoles, 24 de junio de 2015

EL ARZOBISPO PRESENTA EL AÑO SANTO

El arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez Plaza, presidió el sábado, 20 de junio, en la Casa Diocesana de Ejercicios la presentación de la pastoral anual para los miembros del Colegio de Arciprestes, consiliarios, delegados y directores de Secretariados Diocesanos y presidentes de asociaciones y movimientos apostólicos, entre otros.

El acto, convocado por el obispo auxiliar y vicario general, Ángel Fernández Collado, pretende acercar a este grupo de vital importancia para la actividad diocesana los objetivos y actividades que se llevarán a cabo en el curso 2015-2016 bajo el lema ‘Hago nuevas todas las cosas’ enmarcadas en el Plan Pastoral 2012-2021.

Entre las efemérides que incluye el programa anual redactado por el Consejo Pastoral de la Archidiócesis destaca el Año Santo Guadalupense que monseñor Rodríguez Plaza ha decretado del 6 de septiembre de 2015 al 8 de septiembre de 2016, así como el XXV Aniversario de la clausura del Sínodo Diocesano (noviembre de 2016) o el Jubileo de la Misericordia anunciado por el Papa Francisco para el periodo comprendido entre el 8 de diciembre y el 20 de noviembre de 2016.

lunes, 22 de junio de 2015

PEDRO I, PEREGRINO DE GUADALUPE

Subió al trono en 1350, cuando solo contaba con 16 años,  tras la muerte de su padre Alfonso XI infectado por la peste negra en el campo de batalla. Marcado también por la debilidad del poder real frente a la nobleza y las luchas de las distintas facciones: los hijos que había tenido su padre con Leonor de Guzmán, los infantes aragoneses, primos del rey y las intrigas de la reina Madre, así como la escasa atención de su padre, hicieron de él un gobernante duro y temerario, aunque terminó sus días cercado en Montiel (Ciudad Real) por su hermanastro Enrique quien le dio muerte en 1369, con la estimable ayuda de los aliados franceses de Duguesclín.

Siguiendo la tradición de la Corona de Castilla y la generosidad y devoción de su madre, María de Portugal, Pedro I favoreció con numerosas cartas y privilegios al Santuario, especialmente para que guarden y defiendan a la Iglesia de Guadalupe y a los que en ella viven, así como a su cabaña pecuaria para que puedan pastar libremente en los concejos de Talavera y Trujillo.

De esta forma, ordena en 1350 al obispo de Plasencia, don Sancho, que no violente a la Iglesia ni ataque al prior, don Toribio Fernández de Mena, so pena de seiscientos maravedíes. Igualmente le recuerda al arzobispo de Toledo en 1351, que dicha iglesia está exenta del pago de servicios.

Amante del arte cinegético mandó levantar en 1360 una venta en el puerto de Cereceda, que más tarde se convirtió en un palacete, que el rey Enrique II donó para albergue de romeros, conocido desde el siglo XVI como Hospital del Obispo, por el prelado que lo dotó generosamente, don Diego Muros.

Sabedor del escaso término que disponía la Puebla autorizó a que la Iglesia de Guadalupe comprara bienes y tierras en los términos de Trujillo y Talavera (1363) para mantenimiento de sus oficinas y hospitales, así como sacar pan y viandas de cualquier lugar del reino para que tengan abastecimiento todos aquellos moradores y peregrinos.

Todas estas gracias y favores están recogidos en un corpus de 28 documentos, de los cuales el archivo de Guadalupe cuenta con once, mientras que sus visitas al santuario solamente tenemos constancia documental de tres (julio 1355; marzo y septiembre de 1359).

Además, Pedro I dejó en su testamento, otorgado en Sevilla el 18 de noviembre de 1362, 1.000 doblas para la obra de Santa María de Guadalupe, aunque no fue esta su dádiva más sonora, sino su famosa campana, una de las más grandes de España, fundida en 1364 con las armas de Castilla y León, cuyo tañido desde entonces los guadalupenses escuchan a todas horas y que según la leyenda toco a rebato milagrosamente cuando los judíos planeaban extraer las alhajas y riqueza de la Santa Casa.

viernes, 12 de junio de 2015

EL PRIMER REY PEREGRINO EN GUADALUPE

ALFONSO XI,
Peregrino de Guadalupe

Ciertamente, que los inicios de la centuria decimotercera, alumbraron los orígenes de Guadalupe con dos hechos prodigiosos que la historia o el destino quiso unir: La aparición de María a un pastor junto al río Guadalupe y el nacimiento de Alfonso XI, rey de Castilla y León (Salamanca, 1311- Gibraltar, 1350), quien más tarde sería el fundador de esta Puebla.

La muerte de su padre, Fernando IV, el 7 de septiembre de 1312, convierte a Alfonso en rey con un solo año de vida. Alcanzada su mayoría de edad, el 13 de agosto de 1325, fue proclamado como rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de Algeciras (desde 1344) y Señor de Vizcaya (1326-1334) y de Molina.

Consciente de los problemas que atenazaban a su reino, trató de establecer el poder real, desplegando todas sus dotes de gran gobernante, siendo impecable con la justicia en todos sus reinos, por lo que fue bautizado con el sobrenombre de El Justiciero.

Entre sus aficiones, destacaba la caza del oso, lo que le hizo frecuentar estos montes y sierras de las Villuercas, por lo que pronto tuvo conocimiento de los milagros que la Madre de Dios obraba en este lugar.

Hacia 1335, en una de sus primeras visitas, Alfonso XI contempló como la pequeña iglesia estaba en estado ruinoso, por lo que solicito de Benedicto XVI la custodia, nombrando entonces el Papa a Pedro Gómez Barroso, rector de la pequeña iglesia y encargándole llevar a cabo la reforma de ese gran santuario mariano que el rey quería levantar en el Oeste de su reino, al frente del cual puso a su procurador Toribio Fernández de Mena, quien levantó y fortificó el amplio y bello templo mudéjar que ha llegado hasta nosotros.

Como aldea de Talavera, dentro del curato de Alía, Alfonso XI quiso a la nueva iglesia dotarla también de términos territoriales propios, firmando sendas provisiones (1337, 1347) que son tenidas como Carta Puebla de Guadalupe.

Sofocada la oposición nobiliaria y asegurada las paces en los reinos cristianos peninsulares el rey dispuso hacer frente a las huestes benemerines, que bajo las órdenes de AbulHasan había predicado la guerra santa: Batalla del Salado (1340).  Momento en que la historiografía recoge como el gran encuentro con la Señora:

“E fue a Santa María de Guadalupe a dar gracias a Nuestra Señora, en quien este noble rey don Alonso auie gran deboçion e a quien el se avie recomendado quando yva a pelear con los moros, e por la maravillosa victoria que Dios, por ruego de su madre, le avía dado contra los reyes de Marruecos e de Benamarin e de Granada e ofreció muchas cosas…”.

Fue entonces, cuando el rey Alfonso XI declaró a este Santuario de Real Patronato, convirtiéndole en el primer Santuario Nacional de España, otorgándole también el señorío sobre la Puebla de Guadalupe al prior y a sus sucesores, configurando así el dominio eclesiástico y civil que con leves modificaciones perduró hasta el siglo XIX, al tiempo que permitió que todos sus ganados puedan pastar por sus reinos salvos y seguros sin pagar impuestos, concedió la martiniega, otorgó suelos para hacer casas y labranzas, así como pudieran demandar limosnas por todos los reinos de Castilla.


Su última visita a Guadalupe, fue en 1347, cuando autoriza a la Iglesia de Guadalupe que pueda labrar en el término de Alía con más de cuatro yuntas de bueyes, aunque su principal interés sería interceder de nuevo ante Nuestra Señora, antes de volver al campo de batalla de Gibraltar (1348), la mayor mancilla que el rey tenía en su corazón, ya que durante su reinado se había perdido dicha plaza.

martes, 2 de junio de 2015

EL ÚLTIMO SANTO QUE HA PEREGRINADO A GUADALUPE

El último Santo que ha peregrinado a Guadalupe, reconocido por la Iglesia:

Juan Pablo II (Wadowice, 1920 – Ciudad del Vaticano, 2005)

Karol Jósef Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Polonia), en el seno de una familia cristiana y de la que pronto quedó huérfano de padres y hermanos.

Tras cursar los estudios de enseñanza media se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro, aunque en 1939, con motivo de la ocupación nazi tuvo que trabajar en una cantera y fábrica química para evitar ser deportado a Alemania.

Al poco tiempo, tras la muerte de su padre, sintió la llama de Dios, ingresando en 1942 en el Seminario clandestino de Cracovia, sin perder su pasión por las artes escénicas fundó el “Teatro Rapsódico”. Después de la Segunda Guerra Mundial, consiguió ser ordenado sacerdote en 1946. Enviado a Roma para proseguir sus estudios, se doctoró en 1948, con una tesis sobre las obras de San Juan de la Cruz.

De regreso a su Polonia natal ejerció su ministerio sacerdotal con total entrega, consiguiendo además, ser profesor de Teología y Ética social en Cracovia, de la que llegó a ser Arzobispo en 1964. Tres años más tardes, el propio Pablo VI, le favoreció con la dignidad del cardenalato.

Su contribución en la Asamblea de los Sínodos fue reconocida en el conclave de 1978, donde fue elegido el 263 sucesor del Apóstol Pedro, con el nombre de Juan Pablo II. Su ministerio petrino, uno de los más largos y fructíferos de la Iglesia, le ejerció con verdadero espíritu misionero, teniendo siempre a María como el verdadero modelo de Evangelización: “Totus Tuus, Hispaniarum Regina”.

Por este motivo quiso que su primer viaje en 1979, fuera a México, para unirse con millones de cristianos ante la Madre de Dios, venerada bajo el bendito nombre de Guadalupe, por la que él sentía una gran devoción.

En su primer viaje a España, en 1982, igualmente quiso también peregrinar hasta el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde nos dejó aquella maravillosa estela de santidad, en el día de su santo, 4 de noviembre: ¡Totus tuus Hispaniarum Regina! Y aquellas hermosas palabras dirigidas a los hombres de esta tierra y a la Madre de la Evangelización:  “Junto con los hombres, junto con las generaciones de esta tierra extremeña y de España caminaba también María, la Madre de Cristo… De esta manera la promesa mesiánica se difundía en el Nuevo Mundo y en Filipinas… También yo he tenido la dicha de ir como peregrino al Guadalupe mexicano… -Añadiendo que- antes de ir al Guadalupe de Méjico se debería llegar aquí… ¡Bendita tú! Este saludo une a millones de corazones; de estas tierras de España de otros continentes, acomunados entorno a María, a Guadalupe, en tantas partes del mundo”.

Además, en su largo pontificado, despertó el amor entre los jóvenes de todo el mundo, impulsó la atención a la familia, como núcleo principal de la sociedad, promovió el diálogo entre las distintas religiones, alentó la caída del muro de Berlín, lo que ha contribuido a que su proceso de beatificación, por Benedicto XVI y canonización, por Francisco I, haya sido uno de los más rápidos de la Iglesia, celebrando su festividad el día 22 de octubre.