Juan
I (1379-1390)
Tras la muerte de su padre
Enrique II en 1379 accede al trono y traslada las Cortes a Burgos. En 1382
muere su esposa, Leonor de Aragón, con la que tuvo tres hijos: Enrique,
Fernando y Leonor. Su juventud, 24 años, le convierte dentro de la política
matrimonial de la época en el perfecto candidato para esposarse con la heredera
del reino de Portugal, Beatriz (sólo tenía 10 años). En mayo de 1383, en la
catedral de Badajoz se celebraron los desposorios, a donde el rey viajó, seguramente
pasando por Guadalupe, aunque no tenemos hasta el momento constancia
documental.
Con la muerte de su suegro,
Fernando I, se plantea tomar el trono en su nombre, adoptando el título de rey
de Portugal, lo que desencadenó la guerra, que perdió en la famosa batalla de
Aljubarrota.
Consigue la paz a base de grandes
sumas de dinero, fortalece la dinastía de los Trastámaras, sigue con la reforma
interior consolidando la organización de la Audiencia, pasa de la era hispánica
a la era cristiana.
Aunque el corpus guadalupense de
Juan I no es muy numeroso, pues sólo tenemos 6 privilegios, su relación con el
Santuario en cambio será muy intensa desde el momento que el prior Diego
Fernández le solicita confirme el Patronazgo sobre Guadalupe y la jurisdicción
de mero y mixto imperio concedidos por sus antepasados y que sancionarán las
Cortes celebradas en Burgos el 9 de agosto de 1379.
Esta relación sería aun más
estrecha en 1383, cuando nombra a su canciller y capellán real de Toledo, don
Juan Serrano, cuarto y último prior
secular del Santuario. Por este motivo, Serrano no dudó en socorrer a su
rey con el Trono de plata repujada y esmaltes de Nuestra Señora, desecho en
1385 con motivo de la guerra contra Portugal.
Aunque dicha aportación no fue
suficiente para mitigar la gran necesidad de plata y moneda que la corona
castellana necesitaba y así en 1386, vemos como el rey vende a la Iglesia de
Guadalupe el portazgo y la escribanía de Trujillo y su término por 180.000
maravedíes.
Todavía dos años después, en 1388
Juan I se dirige de nuevo al prior para que le de 3.000 francos a cuenta de los
1.000 marcos de plata del portazgo y escribanía.
En este mismo año, designa a su
canciller y prior, Juan Serrano, obispo de Segovia, por lo que éste
conjuntamente con el rey, gestionarán la venida de la Orden de los Ermitaños de
San Jerónimo. En 1389, según la carta de 15 de agosto, Juan I convierte a la
Iglesia de Guadalupe en Monasterio, entregando su regencia a fray Fernando
Yáñez y a 30 frailes de la orden de los jerónimos. Unos días después (1 de
septiembre), se dirige a don Pedro Tenorio, arzobispo de Toledo para que la
Iglesia Parroquial se levantada y alzada con su consentimiento y el del Cabildo
en monasterio conventual.
Su última carta, será desde
Tordesillas (20 de septiembre) ordenando al concejo de la Puebla de Guadalupe
para que acate la conversión de la Iglesia en Monasterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario