EL PUENTE DEL ARZOBISPO
GRACIA
VILLACAMPA, Carlos O.F.M.
El Puente del Arzobispo
Madrid, 1924.
“Corría el último tercio del siglo XIV; todavía los
jerónimos no habían tomado posesión del
Santuario de Guadalupe que gobernaba su
último prior secular Don Juan Serrano bajo la dependencia del famoso arzobispo
de Toledo Don Pedro Tenorio. El gran número de peregrinos que desde las partes
de Castilla acudían con frecuencia al Santuario, tropezaban en su camino con
caudaloso Tajo que habían de pasar en frágiles barcas y con los consecuentes
peligros y dificultades.
Fue el mismo Arzobispo quien tocó estos
inconvenientes en sus frecuentes viajes, y ellos le movieron a levantar sobre
el Tajo el grandioso puente que inmortalizó su nombre. Todavía, entre los
pueblos mayormente beneficiados por aquella grandiosa obra, se conserva la
sencilla, y encantadora leyenda que dio origen al Puente del Arzobispo.
Don Pedro
Tenorio, Arzobispo de Toledo. Primado de España (1377-1399)
Don Pedro Tenorio hubo de pasar el Tajo en una de
sus mayores crecidas; el aspecto del río era imponente, y por otra parte era
preciso atravesarlo por la urgencia del viaje. Lucharon los barqueros con las
olas y la travesía se hizo con mucha dificultad: en medio de la brega uno de
los barqueros se dirigió en espontáneo arranque al Arzobispo, diciéndole:
“Señor , si vos quisiérais pronto tendríamos aquí un puente que nos librara de
tanto peligro”. –No debía don Pedro pensar por entonces en la construcción del
puente, pues tomando su anillo pastoral y arrojándolo al río, contestó al
barquero: “Aquí habrá puente cuando ese anillo vuelva a mi poder”.
De vuelta de su viaje, pasado el Tajo, paróse el Arzobispo
a descansar en una hostería próxima al famoso río, y, llegada la hora de
la comida presentáronle un magnífico pez
procedente del Tajo. Al partirlo el Arzobispo, vio con natural asombro que en
su interior aparecía el anillo pastoral que pocos días antes arrojara al río
antes el requerimiento del barquero. El
hecho se propagó muy pronto entre los moradores de la hostería y por toda la
región, y don Pedro Tenorio, viendo comprometida su palabra por tan
extraordinario suceso, empezó las obras del puente.
La munificencia de don Pedro Tenorio legó a la
posteridad crecido número de grandiosas construcciones que todavía atestiguan
el espíritu emprendedor y generoso de aquel prelado. De él dice la Crónica de
Don Juan II que “edificó el puente de San Martín de Toledo, y el castillo de
San Serván que es encima de la puente de Alcántara, y la puente que dicen del
Arzobispo en el camino de Guadalupe, y el Monasterio de Santa Catalina de la
Orden de San Jerónimo y la Iglesia Colegial en Talavera y otros muchos
edificios en las villas y lugares de su arzobispado”.
Puente del
Arzobispo, después de su reestructuración efectuada en 1853.
Las obras del puente del Arzobispo se empezaron en junio de 1383 en terreno de la
jurisdicción de Alcolea de Tajo. Quizá
pasó por allí dos años más tarde Don Juna I, camino de
Portugal, para la desdichada batalla de Aljubarrota, y tanto le agradó la obra
del puente, que entonces , o en 1390 según asegura Madoz, concedió toda clase
de franquicia a los que viniesen a poblar aquel paraje, al que dio el nombre de
Villafranca, que más tarde se convirtió en el actual de Puente del Arzobispo
que recuerda a un tiempo aquella grandiosa obra y la generosidad del que la
construyó.
Sobre los principios y destino de tan interesante
construcción hemos hallado en este Archivo unas cartas autógrafas de don Pedro
Tenorio, que publicamos a continuación. Dice la primera:
“Nos, el Arçobispo de Toledo fasemos saber a vos
Johan Millán, proveedor de la eglesia de Sancta María de Guadalupe, que Nunno
Martines e Alfonso Ferrandes, vesinos de la Puebla de y Guadalupe, venieron a
Nos aquí, a la nuestra villa de Talavera a ser abenir con nosotros por la cal
que an de faser para la obra de la puente que Nos mandamos faser en Alcolea. E
dixéron nos que avían luego menester adelantados trescientos maravedís. E, por
quanto los non conoçiamos, non gelos mandamos dar fasta que nos diesen fiadores
por ellos. Por que vos rrogamos que los dichos Nunno Martines e Alfonso
Ferrandes, dándovos fiadores, por los dichos trescientos maravedis, que nos los
servirán e merecerán en la obra de la dicha cal, que los resçibades dellos; e
que nos prestedes los dichos tresientos
maravedis e gelos dedes e paguedes a los dichos caleros. E dadles luego
recabdo de los dichos maravedis, e
fasedles que partan luego dende en toda manera, a la dicha lauor e non
se detengan y. E vos, dándoles los dichos tresientos maravedis, Nos vos los
mandaremos luego pagar. E, en esto, nos faredes serviçio e placer.
Fecha en la nuestra villa de Talavera, catorse días
de mayo era de mill quatroçientos veynte e uno annos. Petrus, Archiepiscopus
Toletanus.
Otrosi, cada noche e cada mannana, faser saber a
todos esos romeros en como Dios queriendo, se començará a faser la puente, a
reverencia e onor de Santa María de Guadalupe, la primera selmana de junio. Por
ende, si ay algunos que quieran venir (a) servir a la dicha puente por sus
jornales, que vengan y, asi omes commo mugeres, ca en mejor obra no pueden
servir que en esta puente por do pasan los romeros dela Sennora. (Rubrica)”.
Esta carta contiene datos preciosos por lo que se
refiere a Guadalupe: en primer lugar es muy significativo que Don Pedro Tenorio
acudiese a Guadalupe en busca de maestros caleros para la obra del puente; este
hecho atestigua lo perfeccionadas que se hallaban aquí para aquella fecha todas
las industrias auxiliares del arte de construir. Aparte de esto, échase de ver
en la carta la solicitud y entusiasmo que el prelado ponía en su obra y más
importante de la carta, no sólo por hablarnos del gran número de peregrinos que
en el siglo XIV acudían al Santuario, sino por asegurar expresamente el
arzobispo que el puente se construía “a reverencia e onor de Santa María de
Guadalupe” y para comodidad de los “romeros de la Señora”. ¡Bien demostraba su
predilección por este Santuario aquel arzobispo de Toledo que seis años más
tarde había de confiarlo a la custodia de los jerónimos, que por la piedad y
por el arte llegarían a convertirlo en el verdadero santuario nacional!
El 29 de Junio del mismo año de 1383, escribía de
nuevo Don Pedro Tenorio a Juan Millán comunicándole que los caleros le habían
entregado cuatro hornadas de cal para la obra, e insistiendo en que se llevasen
los trabajos con toda actividad. He aquí el tenor de su carta:
“Nos el arçobispo de Toledo fasemos saber a vos
Johan Millán veedor de la iglesia de Santa María de Guadalupe, que Pedro
Ferrandes de Villegas contador mayor de
nuestro Señor el Rey, nos enbió rrogar
que le diésemos un quintal de fierro e seys libras de asero para lo
enviar y, e bien nos ploguiera de vos enviar luego el dicho fierro e asero,
salgo porque aun no nos an traído fasta agora el fierro que nos an de traer;
pero, diso queriendo, esta selmana será aquí, e vos enbiar por ello a un ome
aquí a la nuestra villa de Alcolea, e darselo a Diego Andrés, abat de Sant
Viçente de la Sierra, ca Nos le mandamos que diese el dicho fierro e asero al
ome que vos enbiásedes por ello. Otrosi saber que de los trescientos maravedis
que distes por nuestro mandado a Nuño Martines e Alfonso Ferrandes, caleros, para que nos diesen cal,
que nos an entregado ay quatro fornadas de cal e an merecido los dichos
maravedis; por ende dar los a romper el contracto que sobre ssi vos otorgaron
destos trescientos maravedis, pues que ya somos dellos entregados en la dicha
cal. Otrosi diseronnos que teniendo cogido a soldada a Johan Sánches, yerno de
Pedro Martín el çiego para que les ayudase a faser la cal que an de faser para
la obra de la nuestra puente, e aviéndole pagado su soldada adelantada de un
mes, dis que se fue allá a tener la fiesta de Sant Johan, e que fasta aquí que
no es venido; por lo qual, por su mengua, ellos non pueden facer la dicha cal e
nuestro servicio non se cumple. Por que vos mandamos que luego en punto, visto
este nuesro albalá, le apremiedes que venga
a faser la dicha cal con los sobredichos, e que se non detengan y punto
nin mas, porque nuestro servicio sea cumplido. En otra manera, si lo asi faser
e complir non quisiere, fasedlo prender el cuerpo e enbiadlo preso e bien
rrecabdado a su costa, a los dichos Nuño Martines e Alfonso Ferrandes porque
merezcan la soldada que tienen pagada e sirvan con los sobredichos en faser la
dicha cal. E non fagades ende al.
Scripta en la nuestra villa de Alcolea XXIX días de
junio. Petrus. Archiepiscopus Toletanus”.
El carácter enérgico de don Pedro Tenorio no sufría
retrasos en las obras que traía entre manos. Pedro Rodríguez de Burgos, su
casero en Toledo, conservó en una de sus cartas interesantes noticias sobre el
asunto que nos ocupa; con fecha 12 de Febrero de1384 y constestando a Juan
Millán que le había pedido un maestro cantero para que trabajase en este
Santuario de Guadalupe, le dice entre otras cosas, lo siguiente: “Otrosy del
pedrero que desides que fable con él e vos lo envíe allá, sabed que nuestro señor
el Arçobispo que mandó cerrar el taller e que non labre ninguno en él, que
todos los pedreros a tomado el Arçobispo para que labren en la su puente de Alcolea e en la puente de Guadarrama que manda faser, e en
la puente de Sant Martín de aquí de Toledo. E asy sabed que de aquí non podedes
aver pedrero nenguno, que sy más obviese, mas serían menester para estas obras
que el dicho señor tiene començadas”.
La construcción del puente del Arzobispo se concluyó
en Septiembre de 1388, según una inscripción conservada por Quadrado, que hace
de aquella obra la siguientes descipción: “ Cuatro de sus arcos se añadieron o
reedificaron en 1770, compitiendo en solidez con la obra antigua. Sus dos
torres se alzan unos cien pies sobre el nivel del río en los tercios del
puente, abarcando la anchura de este y abriendo paso a los transeúntes por bajo de sus arcos ojivales: una escalera
interior permitía a los defensores bajar hasta el río para proveerse de agua.
Sobre la puerta que mira a la villa se lee esta inscripción en bellos
caracteres góticos, en medio de dos blasones del fundador: “Esta puente con las
torres della mandó facer el mucho honrado en Christo Padre e Señor don Pedro
Tenorio por la gracia de Dios Arzobispo de Toledo. Acabose de facer en el mes
de Septiembre del año del Señor de MCCCLXXXVIII año”.
Quadrado conservó en su obra un magnífico dibujo del
puente tal como se conservaba en su tiempo; en él aparecen las dos magníficas
torres con ventanas ojivales, coronadas de almenas y defendidas por salientes
barbacanas, siendo a la vez defensa del puente y su mayor ornato. ¡Lastima
grande fue que al hacer la nueva carretera Oropesa-Guadalupe, no se respetaran
tan hermosas y venerables construcciones; con ello se quitó al famoso puente el
sello de la época y el carácter que imprimiera a la obra su generoso fundador
don Pedro Tenorio”.