lunes, 22 de febrero de 2016

SANTOS PEREGRINOS EN GUADALUPE: SAN PEDRO DE ALCÁNTARA.

San Pedro de Alcántara
-          San Pedro de Alcántara (Alcántara, 1499 – Arenas de San Pedro,1562)

Hijo del licenciado Alonso Garabito y de María Vilela de Sanabria, estudió en Salamanca y en 1515, recibió el hábito franciscano en la Provincia Descalza de San Gabriel, donde fue ordenado sacerdote en 1524, de la que posteriormente fue ministro provincial  (1538-1541).

Asceta y maestro de la penitencia, Pedro de Alcántara cultivó y alimentó la religiosidad de la gente sencilla, a la que trató de formarla para que llegaran a la verdad evangélica, a través de la oración auténtica y vida apostólica penetrando en las entrañas del pueblo, con su pobreza llegó tanto a los humildes y pobres como a los hacendosos y ricos.

“Pedro fue un extremeño que sin ser conquistador fue más famoso que ellos, sólo practicando el Evangelio, llegó a ser patrono, no sólo de Extremadura, sino también del nuevo reino de Brasil. La universalidad de sus obras, fundaciones y hermanos alcantarinos se hizo presente en todos los continentes, desde América a Oceanía, desde Europa a África”.

Fue director espiritual de Santa Teresa de Ávila, quien le retrató de la siguiente manera:
San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Jesús
“…en cuarenta y siete años de fraile jamás cubrió la cabeza ni calzó los pies. En todo este tiempo utilizó un solo hábito. Durante varios años su pitanza fue pan y agua sazonados con ceniza; y en cuarenta años sólo durmió una hora y media cada día, y esto apoyada la cabeza en un maderillo. Era tan extrema su flaqueza que no parecía sino hecho de raíces de árboles”.

Según Torres Tapia el andariego alcantarino llegó a Guadalupe en 1541, cuando hacia la visita como ministro provincial a varios de los conventos de la Provincia de San Gabriel: “...Visitándolo nuestro padre provincial fray Pedro de Alcántara en su paso a la Santa Casa de Guadalupe, siendo prior de aquella Casa fray Hernando de Sevilla”.


Pero además, de ser peregrino de Guadalupe, la espiritualidad de Pedro de Alcántara y obra evangélica se nutrió de las fuentes guadalupense y extremeña, tanto por su lugar de nacimiento como por su propio desarrollo.


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